Recién a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX las cartas del
tarot fueron asociadas con el misticismo y la magia. La tradición
comenzó en 1781, cuando Antoine Court de Gébelin, un clérigo suizo y francmasón,
publicó "Le Monde Primitif", un estudio especulativo sobre el
simbolismo religioso antiguo y sus remanentes en el mundo moderno. De
Gébelin argumentaba que el simbolismo del Tarot de Marsella representaba
los misterios de Isis y Thoth.
Gébelin más tarde afirmó que el nombre "tarot" venía de las palabras
egipcias "tar", que significa "real" y "ro", que significa "camino", y
que el tarot por lo tanto representaba un "camino real" a la sabiduría.
Gébelin arguyó estos y similares puntos de vista en forma dogmática;
no presentó evidencias para sostener sus argumentos. Además, Gébelin
escribió antes de que Champollion hubiera descifrado los jeroglíficos egipcios.
Los modernos egiptólogos nada encontraron en el lenguaje egipcio que
sustentara las fantasiosas etimologías de Gébelin, pero estos
descubrimientos llegaron demasiado tarde. Cuando se dispuso de los
auténticos textos egipcios, ya estaba firmemente establecida la
identificación de las cartas del tarot con el "Libro de Thoth" egipcio
en la práctica ocultista.
Aunque las cartas del tarot se usaban para predecir la fortuna en Bolonia,
en el siglo XVIII, fueron publicadas originalmente como un método de
adivinación por Jean-Baptiste Alliette, también llamado "Etteilla", un
ocultista francés que revirtió las letras de su nombre y trabajó como
adivino poco antes de la revolución Francesa.
Etteilla diseñó el primer mazo de tarot esotérico, añadiendo
atribuciones astrológicas y motivos "egipcios" a varias cartas,
alterando muchos de los diseños marselleses, y añadiendo significados
adivinatorios en el texto de las cartas. Los mazos de Etteilla, aunque
ahora eclipsados por los ilustrados de Smith y Waite y el mazo "Thoth"
de Aleister Crowley, aún se encuentra disponible.
Más tarde, mademoiselle Marie-Anne Le Normand popularizó la adivinación y la profecía durante el reinado de Napoleón I. Esto se debió en parte a la influencia que tuvo sobre Joséphine de Beauharnais, la primera esposa de Napoleón. Sin embargo ésta no usaba el tarot habitualmente.
El interés en el tarot para la adivinación a cargo de otros
ocultistas llegó después, durante el auge de los Herméticos, de la
década de 1840, en la cual (entre otros) estuvo involucrado Víctor Hugo. La idea de las cartas como clave mística fue desarrollada posteriormente por Eliphas Lévi y pasó al mundo de habla inglesa por la Orden Hermética del Alba Dorada.
Lévi, y no Etteilla, es considerado por algunos el verdadero fundador
de las escuelas más contemporáneas de Tarot; su "Dogme et Ritual de la
Haute Magie" de 1854 introdujo una interpretación de las cartas que las
relacionaba con la Cábala.
Mientras Lévi aceptó las afirmaciones de Court de Gébelin sobre un
origen egipcio de los símbolos de las cartas, rechazó las innovaciones
de Eteilla y su mazo alterado y arregló en su lugar un sistema que
relacionaba al tarot, especialmente al tarot de Marsella con la cábala y
con los cuatro elementos de la alquimia. Por otro lado, algunos significados adivinatorios de Etteilla todavía son usados por algunos lectores de tarot
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